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¿Quién eres?
Miranda se estremeció. Su avidez por alcanzar el armario y su esperada herencia le habían hecho olvidar los extraños ruidos que había oído antes en la casa. Pero ahora estaba aquí. “¿Quién eres? ¿Y qué quieres de mí? Muéstrate”, gritó la mujer a la oscura figura que asomaba por la esquina.