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A abrirlo
El notario sacó con cuidado del cajón un sobre delgado y singular. Miró a Miranda durante un instante y vio su cara de confusión. “¿Eso es todo?” Preguntó Miranda. El notario asintió mientras pasaba el dedo por el sello que mantenía cerrado el sobre. ¿Qué demonios podía haber ahí dentro? Miranda se estaba poniendo nerviosa.