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Mentalidad dividida
Cuando el animal por fin se calmó, su mujer empezó a hablar. “¡Tenemos que sacarlo! Ese animal no debe estar aquí”, dijo frenéticamente. Joseph estuvo de acuerdo, pero también dudó. Sentía curiosidad por la criatura. “Sólo quiero ver qué es”, respondió, dividido entre su curiosidad y la súplica de su mujer.