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Un espectáculo digno de contemplar
Una vez que la luz se desvaneció y George se adentró por completo en el almacén, vio por fin en qué se había metido. Parpadeó un par de veces. El interior de aquel lugar era un espectáculo digno de contemplar, y George estaba maravillado por cada pequeño detalle. Su miedo desapareció al instante cuando se dio cuenta de dónde estaba.
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