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Intentando no dañarla
Diane dejó la llave en el suelo y volvió a centrar su atención en el lienzo. Con manos firmes, empezó a quitar las puntadas con delicadeza. Quería ver lo que contenía, pero procuraba no dañar el cuadro. Cada puntada que quitaba la hacía sentir más ansiosa por descubrir el secreto del pergamino.