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Deteniéndole
Edward estaba a punto de acercarse al niño cuando su mujer le agarró del brazo. “No, no lo hagas”, le dijo, sin mirar siquiera al niño. Edward se sintió desconcertado. ¿En qué demonios estaba pensando? Estaba totalmente desconcertado, pero ella siguió cogiéndole del brazo y lo arrastró.