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Llamar a los vecinos
Sonó el teléfono y contestaron los antiguos propietarios. “Soy Calvin”, contestó. La pareja de ancianos sonó entusiasmada al oír su nombre. Como si aún no fueran conscientes de lo que le habían dejado. Pero cuando Calvin empezó a hablar de la escotilla, su tono cambió. “Oh, la has encontrado, ¿verdad?” Dijeron.