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La calma antes de la tormenta
Sacó una gran carpeta de color beige y la dejó sobre el escritorio que tenía delante. Un largo y profundo suspiro escapó de la boca de la doctora, aumentando aún más la tensión que ya se respiraba en el ambiente. Por un momento, reinó un silencio sepulcral. La doctora desenrolló la encuadernación que sujetaba el gran expediente.
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